jueves, febrero 14, 2008

Miedo infante


Hoy en el almuerzo mi madre comento graciosamente, lo que había sucedido el sábado con mi primito de 3 años. Intentando destacar la viveza del chico, y quizás también como algo irónico, dijo – ya sabe lo que es el miedo. Así es, y no lo dijo porque el pibe se asusto de una sombra, del señor de la basura, o quizás del perro de la vecina, sino lo dijo porque el nene temió salir con ella a la calle a sacar la basura, y temió de esa forma oscura que temen los grandes, con esa gota de silencio, y ese murmullo de ocultamientos. Él, con tan solo 3 años, ya conoce lo que se vive, y me alegro de que no sospeche aun lo que se vivió en este país.

Es imposible salir con miedo a la calle. Es inconcebible una infancia así…es fatalmente perverso lo que ocurre. Y demasiado invasivo el miedo.
Ayer nuevamente me di cuenta de que todo sigue igual, de que las religiones siguen manipulando gente, de que el gobierno nos sigue abandonando, y que la sociedad sigue juzgando todo y a todos. Caí en la cuenta de que nunca se esfumo, de que siempre estuvo presente, y que seguirá estando, por más que uno se encuentre cerca del mar, de la montaña, o se vea perdido en el congo. Siempre estaremos perdidos en nosotros mismos, y dentro de esa nebulosa, juzgaremos indebidamente al otro.
Se necesita un cambio. Pero no ese cambio del que hablan los políticos en tiempos de elecciones, sino ese cambio mentalidad, y esa toma de conciencia. Muy poca gente se conoce, y así, dudo mucho que pueda conocer al otro. También dudo mucho que un grupo de gente conozca mágicamente la necesidad de todos.
Podremos sentirnos mejor o peor, pero el cambio lo tenemos que sentir todos…



“Es extraño que todo huela bien –quiero decir por todos los hombres muertos.
Es extraño que este día huela bien, cuando el mundo está podrido.”
Anónimo.